
14 Ago Arte o algoritmo: el dilema de la creatividad en la era de la IA
Indice
Introducción: El nuevo pulso creativo
Hay un rumor constante que recorre talleres, estudios de diseño y departamentos de marketing: “La inteligencia artificial está revolucionando la creatividad”.
Lo escucho en conferencias, lo leo en titulares y lo siento en cada reunión con clientes. La creatividad con inteligencia artificial no es una hipótesis del futuro, es un presente que nos obliga a redefinir qué significa crear.
En mi trabajo como estratega visual, veo la IA como una herramienta poderosa… pero también como un espejo incómodo. Porque mientras nos facilita procesos, también nos confronta con una pregunta esencial:
“¿Dónde termina la mano del artista y dónde empieza el algoritmo?”
El contexto actual de la IA en el arte
En 2025, la IA ha dejado de ser una novedad tecnológica para convertirse en un estándar creativo. Según el Interactive Advertising Bureau (IAB), el 86 % de los anunciantes ya utilizan inteligencia artificial para generar anuncios en vídeo (ver estudio).
Google, por su parte, acaba de presentar Veo 3 y Veo 3 Fast, capaces de producir vídeos en 1080p con audio real y sincronización labial perfecta (leer en Cinco Días). Lo que antes requería semanas de rodaje y postproducción, hoy se puede hacer en horas… sin mover una cámara.
El debate sobre la autoría y la autenticidad
La polémica del cartel de la Feria de Morón en España —acusado de haberse creado con IA— destapó un debate inevitable. Como informó Radio Morón – Cadena SER, “la frontera entre la inspiración y la generación automática es cada vez más difusa” (artículo completo).
Preguntas como:
¿Quién es el autor legal y moral de una obra generada por IA?
¿Es la máquina una creadora o simplemente un amplificador de instrucciones humanas?
¿Deberían los concursos y certámenes artísticos exigir transparencia sobre el uso de IA?
Estas cuestiones ya no son teóricas, son urgentes.
El riesgo de perder el alma creativa
La IA es veloz, eficiente y precisa, pero no tiene biografía. No recuerda cómo un olor te inspiró un diseño, ni entiende la melancolía de un atardecer que decide el tono de una fotografía.
El riesgo no es que la IA “nos quite el trabajo”, sino que nos haga olvidar por qué creamos.
En mi experiencia, el valor real de un proyecto visual no está solo en la estética final, sino en el viaje: las pruebas, los errores, los descartes, las historias detrás de cada elección.
La IA como colaborador, no como sustituto
La clave está en domar la herramienta. Igual que el pincel no sustituye al pintor, la IA no tiene por qué sustituir al creativo.
Podemos usarla para:
Experimentar más rápido con ideas
Visualizar conceptos imposibles en entornos físicos
Personalizar campañas a gran escala sin perder coherencia estética
La diferencia está en la intención: usar la IA para potenciar la visión humana, no para reemplazarla.
Cómo equilibrar tecnología y sensibilidad humana
Algunos consejos prácticos que aplico en mis proyectos:
Define primero la emoción, luego busca la herramienta
Usa la IA para prototipar, pero añade capas humanas en la producción final
Sé transparente con clientes y audiencia sobre el uso de IA
Conserva un archivo de procesos creativos, no solo el resultado final
Conclusión: El futuro es híbrido
No se trata de elegir entre arte o algoritmo, sino de encontrar un punto de equilibrio. La creatividad con inteligencia artificial es un territorio nuevo que exige criterio, ética y personalidad.
En Lucas Schibli Marketing & Artes Visuales trabajamos para que la tecnología amplifique, no silencie, la voz de cada marca y creador.
Si quieres descubrir cómo integrar IA y arte sin perder tu esencia, escríbenos.
Sorry, the comment form is closed at this time.